El 13 de mayo de 1524 desembarcaron en San Juan de Ulúa DOCE frailes franciscanos, que el 25 de enero del mismo año habían zarpado de Sanlúcar de Barrameda. Del puerto de la Vera Cruz emprendieron a pie el camino hacia México-Tenochtitlan.

Habían sido elegidos por el Ministro General Fray Francisco de los Ángeles Quiñones, y enviados por el Papa Adriano VI y el Emperador Carlos V. Traían consigo no sólo la fe cristiana sino también los respectivos documentos que los autorizaban a trabajar en la conversión a la fe cristiana de los naturales de esta tierra. Traían también consigo el bagaje cultural propio del humanismo renacentista que por entonces se vivía en Europa.

Y antes de los 12 ¿Hubo otros?

¡Sí!

Fueron dos los primeros Franciscanos que recorrieron parte del territorio mexicano: Fray Diego Altamirano, primo del conquistador, y Fray Pedro Melgarejo. Estos dos frailes acompañaron a Hernán Cortés y a sus soldados, sirviéndoles como capellanes.

Antes de estos dos frailes franciscanos acompañaron a Cortés y su tropa, el clérigo Juan Diaz, por un tiempo, y después el mercedario Fray Bartolomé de Olmedo, siempre en calidad de capellanes del grupo armado del conquistador.

A petición de Cortés y respondiendo al llamado de llevar la fe cristiana a los territorios recién conquistados (Tenochtitlan cayó en manos de los españoles en 1521), Fray Juan Glapión, confesor del Emperador, y Fray Francisco de los Ángeles Quiñones, Ministro de la Provincia de los Ángeles, obtuvieron el permiso de pasar al Nuevo Mundo para anunciar la Buena Nueva del Evangelio a los naturales de esta tierra.

El año de la conquista de Tenochtitlan (1521) los dos frailes obtuvieron del Papa León X la autorización de pasar al Nuevo Mundo, y comenzaron la preparación de su viaje.

Ninguno de los dos pudo ver realizado su sueño, porque Fray Juan Glapión murió al año siguiente y Fray Francisco de los Ángeles fue elegido Ministro General de la Orden Franciscana.

No con autoridad del Papa, sino sólo con licencia del Emperador Carlo V fueron enviados tres frailes franciscanos de Flandes a realizar la tarea que había quedado pendiente

Los escogidos fueron: Fray Juan de Tecto (Van der Tach), que por 14 años había enseñado Teología en la Universidad de París y a la sazón era Guardián del convento de Gante, Fray Juan de Aora (Van der Awera) y Fray Pedro de Gante (Van der Moere o Moor), moradores del convento de esa ciudad.

Fray Juan de Aora era sacerdote, Fray Pedro, no.

Estos frailes, conocidos como los “Tres Flamencos”, llegaron a territorio mexicano en 1523.

No pudieron llegar directamente a México-Tenochtitlan porque estaba en plena reconstrucción después de que había sido conquistada.

Se detuvieron un tiempo en Texcoco. Allí se impusieron como tarea principal aprender la lengua de los naturales.

Fray Juan de Tecto y Fray Juan de Aora eran ya mayores y murieron a los pocos años de haber llegado a tierras mexicanas.

Fray Pedro de Gante sobrevivió hasta fines del siglo XVI y murió en la ciudad de México.

¿Cómo escogen a los DOCE frailes?

Después de su malogrado viaje al Nuevo Mundo, Fray Francisco de los Ángeles, elegido ministro general en el capítulo general de Burgos en 1523, se dio a la tarea de seleccionar a los frailes que llevarían a cabo la tarea misional de la que él había sido privado.

Comenzó a recorrer las provincias en busca del fraile adecuado para tal empresa. En la provincia de San Gabriel se entrevistó con Fray Martín de Valencia, ministro provincial de la misma.

Le pareció que aquel fraile era el indicado para conducir al grupo de frailes que pensaba enviar a la evangelización de México.

Después de varias pláticas con Fray Martín, Fray Francisco le otorgó el título de Custodio, poniéndolo al frente de DOCE frailes de la misma Provincia que llevarían el Evangelio a México, proveyéndolos, además, de los documentos respectivos.

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